de Montaña Nacional e Internacional

Category : ENTRENAMIENTO EN LA MONTAÑA

Decálogo de entrenamiento en la montaña

  1. Programar adecuadamente la estancia: ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?.
  2. Incluir un trabajo de preparación previa y otro de readaptación posterior.
  3. Es requisito imprescindible acudir a la altura en perfecto estado de salud.
  4. Respetar las fases de adaptación individualizando las cargas en función del deporte, el momento de la temporada y la experiencia previa del atleta.
  5. Cuidar de manera especial la nutrición y la rehidratación.
  6. Programar específicamente la cualidad que se quiere trabajar.
  7. Reforzar las medidas de recuperación.
  8. Realizar algunos entrenamientos a las intensidades “reales”, bien con trabajos cortos y largas recuperaciones o con esporádicos desplazamientos a alturas inferiores.
  9. Controlar científicamente las intensidades de los entrenamientos y la asimilación de las cargas.

10. Tomarlo con calma y asesorarse por especialistas.

Aire puro en la montaña

Acostumbraremos a nuestro cuerpo a funcionar en condiciones no habituales. Aunque debido al reducido lapso de tiempo que estemos en altura no se producirá una adaptación de nuestro cuerpo, sí experimentaremos sensaciones nuevas, diferentes a las que normalmente tenemos cuando entrenamos en “casa”: aumento de pulsaciones, respiración más acelerada, sensación de ahogo… sensaciones que nos serán de gran ayuda, cuando participemos en carreras de montaña, por ejemplo.

La gran variedad de actividades y entrenamientos que podemos realizar en la montaña, tanto en invierno como en verano es enorme, aparte de los deportes de nieve de los que hablaba en el anterior artículo, el simple hecho de andar a buen ritmo en altura es un excelente entrenamiento.

Entrenamiento de altura

La presión parcial de oxígeno del aire disminuye a medida que aumenta la altitud y hace que dispongamos de menos oxígeno. En claro: cuanto más alto subamos, menos oxígeno encontraremos. A 5.000 metros de altitud hay la mitad de oxígeno que a nivel del mar. Por este motivo, nuestro cuerpo se tiene que adaptar a esta gran ausencia cuando nos desplazamos a ciertas alturas.

Al tenerse que adaptar a la falta de oxígeno de la altitud, nuestro cuerpo comienza a producir más glóbulos rojos en la sangre (aumenta el hematocrito): éstos son los que transportan el oxígeno a nuestros músculos para que tengan un rendimiento óptimo. Cuanta más aporte de oxígeno, más energía, mayor rendimiento y mejor recuperación. Así, pues, si estamos durante cierto tiempo (3, 4 semanas o más) a una altitud entre 1.800 y 2.500 metros, aumentará el hematocrito y mejorará el transporte de oxígeno. En teoría este aumento del hematocrito, puede traducirse en una mejora significativa de nuestro rendimiento cuando volvamos a alturas “normales”.

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