de Montaña Nacional e Internacional

Entrenamiento de altura

La presión parcial de oxígeno del aire disminuye a medida que aumenta la altitud y hace que dispongamos de menos oxígeno. En claro: cuanto más alto subamos, menos oxígeno encontraremos. A 5.000 metros de altitud hay la mitad de oxígeno que a nivel del mar. Por este motivo, nuestro cuerpo se tiene que adaptar a esta gran ausencia cuando nos desplazamos a ciertas alturas.

Al tenerse que adaptar a la falta de oxígeno de la altitud, nuestro cuerpo comienza a producir más glóbulos rojos en la sangre (aumenta el hematocrito): éstos son los que transportan el oxígeno a nuestros músculos para que tengan un rendimiento óptimo. Cuanta más aporte de oxígeno, más energía, mayor rendimiento y mejor recuperación. Así, pues, si estamos durante cierto tiempo (3, 4 semanas o más) a una altitud entre 1.800 y 2.500 metros, aumentará el hematocrito y mejorará el transporte de oxígeno. En teoría este aumento del hematocrito, puede traducirse en una mejora significativa de nuestro rendimiento cuando volvamos a alturas “normales”.

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